Mi 2021 en Twitter: El año en que me reconcilié con la red social gracias a las comunidades.
Volver a entrar en contacto con comunidades creativas me ha devuelto el placer de la conversación en Twitter.

En Marzo de 2019 dejé Twitter con el sentimiento de haber perdido ese enfoque de comunidad que me llevó originalmente a la red social, después de el acoso y persecución de un troll de manual. Automaticé el borrado de miles de tuits desde 2011 y convertí mi cuenta en un simple feed de mi blog. Así se quedó más de seis meses.
No fue hasta 2021 cuando tuve la sensación de recuperar la conexión humana y el sentido de comunidad.
Los buenos tiempos
Cuando me uní a Twitter, fue con la sensación de entrar a un lugar que explotaba de creatividad, conexión y posibilidades. Ahí conocí a Miguel Angel Álvarez, a Dabo y a toda la comunidad de GNU/Linux que llegó después. No había día que no aprendiese algo nuevo o conociese a alguien. Lo mismo con los tiempos de colaboración en Mozilla Hispano.
Lo echaba de menos.
Creadores en vez de críticos
También establecí reglas, silencié palabras y bloqueé a más de un usuario. No se trata de vivir en un sesgo permanente de confirmación. Se trata de no tolerar lo que no tolerarías cara a cara.
Pero lo más importante es que, en este año que acaba de terminar, me centré mucho en interactuar con personas que aporten. He conseguido volver a las conversaciones, a los intercambios, al ambiente intelectualmente estimulante.
Dice mi madre que "cuando el diablo se aburre, mata moscas con el rabo". Y parece que así es en Twitter también. La gente que aporta, no sólo que no va a hacer daño, sino que aporta algo, no entretiene su cabeza en conspiraciones o críticas maliciosas.
El año pasado encontré un montón de gente inspiradora de la aprender. He tenido el gusto de aprender y conversar con gente como Chris Do, Marie Poulin, Tiago Forte y muchos otros.
Vuelta a las comunidades
Quiero destacar dos comunidades que me han hecho crecer y evolucionar en los últimos meses a paso de gigante. Por un lado todos los "tripulantes de #Ship30for30", con Nicolas Cole y Dickie Bush a la cabeza que, en pleno verano, me enseñaron a estirar mi creatividad más allá de lo que me esperaba y me hicieron replantearme muchas ideas.
Más recientemente, muchos miembros dentro de la comunidad tuitera de Gestión del Conocimiento Personal (Personal Knowledge Management ) y la Productividad Personal que me han ayudado a zarandear mi cerebro, que falta le hacía.
Mención especial merecen Rubén García y Guía Carmona que además de ser fuente de conocimiento e inspiración constante, aguantan con paciencia y generosidad todas mis crisis creativas.
Para muestra, un botón. O unos cuantos círculos, en este caso.